UN PLACER EXTRAÑO

UN PLACER EXTRAÑO

Hay libros cuyos protagonistas son los piratas. En otros son las brujas, o los malhechores, o los detectives encargados de echarles el guante en el último capítulo. Hay relatos sobre viajes a la Luna, libros de repostería caníbal, de caballerías... Pero no podemos olvidarnos de un género literario que se alimenta de todos los demás: el de los libros donde los protagonistas son los propios libros. A diferencia de los primeros, éstos brindan a sus autores la ventaja de colar todo tipo de argumentos y de mezclar personajes a placer, sin la necesidad de hacer verosímil que aparezcan revueltos en las mismas páginas Taras Bulba y Juanita Narboni (la de la vida perra), Gloria Fuertes y el Corto Maltés, el Fari y madame Bovary, pues en estos tinglados metaliterarios la lista de invitados puede ser bastante más larga que en las novelas corrientes... Para los que disfrutamos con escritores como Chaves Nogales y Evelyn Waugh, con Baroja y Papini, pero también con Philip Roth.